En vísperas del Día Mundial contra el Cáncer, es crucial reflexionar sobre la situación actual de este grupo de enfermedades en nuestro país, donde la lucha contra ello debería ser una prioridad innegable, aunque en ocasiones pareciera no recibir la atención que merece.
Comencemos por examinar las estadísticas más recientes del cáncer en México. Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) para 2023, los tumores malignos ocuparon el tercer lugar como causa de muerte, tanto para hombres como para mujeres, quedando solo detrás de las enfermedades cardíacas y la diabetes tipo II. En nuestro país, más de 195 mil personas son diagnosticadas con cáncer cada año, según datos del Instituto Nacional de Cancerología. Alarmantemente, hasta un 46% de los pacientes no logra superar esta enfermedad, dando como resultado una tasa de mortalidad general de más de 7 defunciones por tumores malignos por cada 10 mil habitantes. Las entidades federativas que presentaron la tasa más alta de defunciones fueron la Ciudad de México, seguida de Colima y Veracruz, mientras que las entidades con menor tasa de defunción fueron Quintana Roo, Tlaxcala y Guerrero.
Entre los tumores malignos que más vidas cobran, destacan los asociados a órganos digestivos, seguidos por aquellos relacionados con órganos genitourinarios, y finalmente, el grupo que abarca huesos, cartílagos, tejido conjuntivo, piel y mama.
En la actualidad, la franja de edad más afectada por tumores malignos es la de 65 años y más (que comprende más del 55% de los casos). Gráficos proporcionados por el INEGI ilustran un crecimiento (casi) exponencial del número de diagnósticos y defunciones a partir de los 45 años, subrayando la importancia de la prevención y detección temprana para los tumores malignos. Destaco que el aumento en el diagnóstico de algún tipo de cáncer se asocia principalmente al incremento en la esperanza de vida, es decir, una persona con una mayor edad tiene mayor probabilidad de desarrollar algún tipo cáncer (cualquiera, según su respectivo sexo).
Hoy en día, uno de los desafíos más significativos, es el acceso a estudios de tamizaje, no solo por el costo que pueden representar para aquellos pacientes que no cuentan algún seguro médico, sino también por el desconocimiento que rodea a estos procedimientos y el estigma que pueden generar. Parte de los objetivos en el nuevo enfoque de la salud pública es empoderar a los pacientes para que tomen decisiones informadas sobre su salud, por lo que resulta esencial concientizar, ampliar su comprensión y promover la adopción de prácticas preventivas, especialmente en aquellos grupos más vulnerables, ya que una detección temprana puede mejorar significativamente las tasas de supervivencia.
En la actualidad, consideramos la prevención y detección temprana como la piedra angular en la lucha contra el cáncer. Destacamos la importancia de la mastografía a partir de los 40 años para la detección de cáncer de mama, la medición del antígeno prostático específico y el tacto rectal a partir de los 50 años para la detección del cáncer de próstata, así como la citología vaginal (mayormente conocido como Papanicolau) a partir de los 25 años en mujeres con una vida sexual activa para la detección de cáncer cervicouterino. Existen estudios que sugiero consultar con su médico de cabecera como aquellos que facilitan la detección del cáncer colorrectal, de pulmón, o los asociados a las células sanguíneas, y es aquí donde quisiera destacar la importancia de la visita rutinaria al médico general o familiar, al menos una vez cada seis meses, para un monitoreo preventivo y realizar un adecuado cuidado de la salud.
El cáncer es una enfermedad que podemos prevenir y, en muchas ocasiones, tratar. Un día, como el Día mundial contra el cáncer, 4 de febrero, nos d ala oportunidad de reflexionar y hacer visible un tema sensible, pero, contra el que juntos, sociedad, médicos y servicios de salud, podemos luchar.