Hace apenas unos días y en plena negociación por el ansiado voto faltante en la Cámara de Senadores para la aprobación de la polémica «Reforma al Poder Judicial», encontró Morena su salvación en el Senador Miguel Yunes. Entre aplausos y vitoreo arribó el senador del Estado de Veracruz y tras algunos minutos de expectativa finalmente pronunció su voto a favor de la reforma mencionada.
La traición del referente panista ya había sido presupuestada por varios analistas e incluso en redes se apostaba cual sería el supuesto motivo que le habría convencido de tomar una postura que en su vida nunca había defendido y de hacer alianza con políticos que siempre había aborrecido.
Miguel Yunes, al igual que su padre y el resto de su familia se caracterizan por su falta de principios y la corrupción, han sido casi enemigos históricos de un posible buen gobierno y ahora se le trata de igual y hasta se piensa en incorporarlo a la bancada guinda para continuar con la mayoría necesaria para las reformas constitucionales.
Este planteamiento, no es el primero que se da y seguramente no será el último, la reflexión se enfoca más bien en cual es el saldo verdadero con estas incorporaciones. ¿Gana más Morena con la aprobación de la Reforma al Poder Judicial o pierde más con la incorporación de los Yunes al partido?
En la política se dan todo tipo de acuerdos y alianzas, en México en particular hemos sido testigos de cosas como el «Pacto por México» donde los intereses personales sobrepasaron cualquier posible ideal de los partidos firmantes. Sin embargo, valdría la pena reflexionar si se puede decir que se logró la victoria, si la misma consistió en anexar a tus enemigos y por supuesto a dejarles en completa impunidad.