El matrimonio es definido en el Derecho mexicano en su legislación civil local, como la unión libre de dos personas para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto, igualdad y ayuda mutua.
Todos sabemos lo que implica la idea del matrimonio, las lujosas y costosas bodas con 500 invitados en el mejor salón de la ciudad con los mejores músicos y un bufete digno de un rey, pero, ¿qué pasa cuando toda esta celebración termina y las parejas tienen que enfrentarse a la realidad, que, lamentablemente muchas veces llega de golpe con diferencias notorias y desacuerdos irremediables? ¿Hay manera de prever esta situación o es que las relaciones modernas están destinadas a fracasar? Para su tranquilidad, SÍ, hay manera de preverlo y de evitar conflictos a futuro viéndolo desde la prospectiva jurídica.
Afortunadamente, en nuestro país, el Código Civil para el Distrito Federal (aplicable a la Ciudad de México) regula un proceso legal sumamente útil pre-nupcias y el cual muchas personas desconocen; las capitulaciones matrimoniales, o también llamados, acuerdos prenupciales.
Las capitulaciones matrimoniales, en concordancia con el numeral 179 del ordenamiento señalado anteriormente, son pactos que los otorgantes celebran para constituir el régimen patrimonial de su matrimonio y reglamentar la administración de los bienes, la cual deberá recaer en ambos cónyuges, salvo pacto en contrario. Dichas capitulaciones se otorgan y modifican ante un Juez de lo Familiar o ante Notario Público, y se vinculan directa y exclusivamente con el contenido patrimonial forjado antes, durante y después del matrimonio, ya sea en sociedad conyugal o por separación de bienes.
En síntesis, tienen la función de proteger el patrimonio de los contrayentes, sobretodo en caso de que el cuento de hadas termine y se tengan que enfrentar a un divorcio o a una separación. Como mencionamos al inicio del presente artículo, el matrimonio, es una sociedad, y en ella, se deben establecer las tareas y roles que fungirá cada persona, sobretodo en el aspecto económico.
La buena noticia es que prevenir y redactar tus capitulaciones matrimoniales no tiene porqué ser un trámite engorroso, de hecho, la Dirección General del Registro Civil de la Ciudad de México, da las pautas para realizarlo y sólo te pide dos requisitos; una copia del acta de matrimonio y el recibo de pago de derechos ante el Juzgado en que se llevó a cabo la boda civil. De acuerdo con la Secretaría de Administración y Finanzas, el costo de las capitulaciones en la Ciudad de México, es de $863.00 pesos y para poder realizar este pago sólo necesitas solicitar el formato en una oficina de Administración Tributaria, ¡así de sencillo!
Ahora, contrario a lo que podría pensarse, la redacción de un acuerdo prenupcial no está peleado con la idea romántica de casarse, al contrario, refuerza y sienta las bases para una relación desde lo individual, madura, con comunicación, y desde un punto de vista adultocéntrico.
Ahora, es posible que dadas las creencias, ideologías y perjuicios que existen principalmente en la sociedad mexicana, las parejas afronten un bloqueo o un temor para tener ESTA conversación y proponer un acuerdo prenupcial. Esto debido a que puede creerse que es algo abusivo, o negativo para “iniciar el camino de casados” atrayendo el divorcio, sin embargo, significa todo lo contrario. Establecer acuerdos con tu pareja y poder mostrarte vulnerable teniendo la valentía de tocar temas “difíciles”, demuestra la solidez con la que se está erigiendo la vida en común que piensan compartir “hasta que la muerte los separe”, permite comunicarse, escuchar a la otra persona, abrir la puerta a la empatía y prevenir desventuras.
Nilda Chiaraviglio, Dra. Honoris Causa, psicoterapeuta especialista en relaciones de pareja, sexología y diversidad sexual nos explica en diversas ponencias que, para construir una relación de pareja a largo plazo, la clave es estar consciente que una pareja se construye en el tiempo y con el tiempo, asimismo desarrolla:
“El amor lo practican los seres humanos (algunos), pero como el ser humano es incierto, entonces el amor es incierto y riesgoso, gracias a eso es que o lo cuidamos o desaparece, el problema es que en nuestra cultura, la incertidumbre la convirtieron en inseguridad como algo malo, la manera en que el ser humano lucha contra esa inseguridad (porque le cambió el nombre a la incertidumbre) es con “seguros de vida, de casa, de auto” y el “seguro” del amor es el matrimonio. Entonces, hay que cuidarlo mucho, pero lo cuidan destruyéndolo, controlándolo, condicionándolo, exigiendo, demandando felicidad porque yo me dedico a hacerte feliz a ti, aprendemos lo que es el caminito Disney o Hollywood”.
Por su parte, Brené Brown, investigadora originaria de Texas, que ha invertido casi dos décadas de su vida en el estudio de emociones tales como el coraje, la vulnerabilidad, la vergüenza y la empatía, nos habla de cómo transformar tu manera de amar y modificar tu manera de relacionarte con el otro. En su libro “Más fuerte que nunca” reflexiona: No podemos levantarnos más fuertes cuando estamos huyendo. Por ello, conversar con tu pareja para cimentar lo que será su vida en matrimonio, implica un acto de valentía y amor que perpetuará en sentimientos de pertenencia mutua.
Es necesario tener esta conversación que puede resultar incómoda con tu pareja pero es indubitablemente honesta para tener una relación de casadxs sana. Recuerda que no por tener una buena química, todo funcionará, que no importa lo fuerte de la conexión si no hay apertura y flexibilidad de ambas partes. La química no sostiene una relación y casarse “en nombre del amor” no garantiza el éxito de un matrimonio, por ello, más vale prevenir y acordar con tu pareja la redacción, desde el amor, de sus capitulaciones matrimoniales.
Referencias:
● Código Civil para el Distrito Federal (aplicable a la Ciudad de México).
● Brown, B. (2016). Más Fuerte que Nunca: Resetea y transforma tu manera de vivir, amar, educar y liderar. Editorial Planeta.