Nos encontramos a unos días de San Valentín, “la fecha más romántica del año”, en donde todos buscan demostrar su amor con flores, chocolates y diversos detalles y regalos a sus parejas, es por lo que escribí este artículo, para prepararlos para el mismo día que para otros es triste o frustrante por ser solitario o por no cumplir con las románticas expectativas.
Nos encontramos a unos días de San Valentín, “la fecha más romántica del año”, en donde todos buscan demostrar su amor con flores, chocolates y diversos detalles y regalos a sus parejas, es por lo que escribí este artículo, para prepararlos para el mismo día que para otros es triste o frustrante por ser solitario o por no cumplir con las románticas expectativas.
Los nuevos tiempos modernos redefinen la dulzura empalagosa del amor, buscamos que este sea un sentimiento más real y menos idealizado, ya que la concepción que tenemos de lo cursi y romántico es una construcción social y cultural que ha ido variando y cambiando con las etapas históricas.
Es sumamente importante dejar la idea del cuento de hadas a un lado, no porque las relaciones no deban ser igual de buenas, sino porque lo pueden ser, pero de forma distinta. El amor real es agridulce, a veces sweet, a veces bitter.
Tanto psicólogos como diversas campañas en redes sociales se han dado a la tarea de fomentar el romanticismo actual, uno que no necesite solo de cartas y poemas, uno en el cual las mujeres no seamos doncellas en peligro que necesiten la ayuda de un hombre para ser salvadas, y que por otra parte los hombres no tengan que asumir el rol de los fuertes caballeros que nos rescaten de toda situación.
Soy afín a la utopía de Coral Herrero, quién nos habla sobre el amor compañero, el cual se construye desde los cuidados mutuos, la confianza, la solidaridad, la complicidad y el trabajo en equipo, dónde no hay jerarquías entre uno y el otro, donde te sientes cuidado pero también cuidas. El amor compañero es libre de machismo y posesión, te da la libertad para quedarte, pero también para irte. Es una forma de quererse basada en la solidaridad, la empatía, el respeto, la ternura y los cuidados, sin tener que atribuir un rol específico a la mujer o al hombre.
Nos encontramos en pleno 2021, donde la liberación femenina y las nuevas masculinidades están arrasando, es momento ya de dejar atrás el idealismo que nos han venido imponiendo desde hace siglos sobre el romanticismo, porque este si existe, pero no de la forma en la que nos lo han enseñado.
Muchísimas de las frustraciones en parejas actuales se dan a causa del no encontrar lo que vemos en películas, libros y anécdotas antiguos. Debemos dejar de buscar algo que simplemente no existe, y esto no es el amor, sino la manera en la que nos dijeron que debíamos encontrarlo.
El amor real es intenso de forma positiva, no debe haber subordinación a causa del género, ni tampoco obligaciones impuestas por el mismo.
Frases como “las mujeres son frágiles” y “los hombres no lloran” pasaron a ser historia. Busquemos un amor compañero en el cual los estereotipos dejen de ser el eje de la funcionalidad en las relaciones. El amor compañero no se reduce a la pareja, como el amor romántico. Muchas veces nos hacen creer que un noviazgo nos salvará de la soledad, y en la busqueda de este descuidamos y alejamos a personas que precisamente nos acompañan en la vida.
No debes emprender una aventura de descubrimiento por un hombre o una mujer sin antes haber encaminado la busqueda hacía ti mismo. El primer amor verdadero es el propio, no se trata de amar a la pareja únicamente, sino de amar la vida, lo que se hace, la profesión, las emociones, el momento. El amor a la independencia debe estar incluso sobre la co-dependencia.
Al inicio del artículo les dije que los iba a preparar para el día de San Valentín, espero que habiendo leído este texto, el 14 de febrero no idealices la fecha, piensa en si realmente lo cursi y romántico que conocemos de años atrás es lo más importante para ti o para lo que buscas en una pareja. Es hora de darle más énfasis y atención a las cosas verdaderamente importantes y principalmente a las que sí son reales y podemos encontrar; una experiencia amorosa que se base en disfrutar, acompañarse, pasarla bien, reírse mucho, conversar, compartir placeres, crecer de la mano, respetarse y cuidarse mutuamente durante el tiempo que se quiera estar juntos.
Dejemos atrás los estereotipos que nos han impuesto, eres una mujer valiente que puede salvarse a sí misma y tú un hombre que puede ser sensible y real ante la vida. La fuerza y la delicadeza no se complementan, las personas que se quieren sí.
Y como Paulo Coelho dijo «El sufrimiento nace cuando esperamos que los demás nos amen de la manera que imaginamos, y no de la manera con la que el amor debe manifestarse: libre, sin control, guiándonos con su fuerza, impidiéndonos parar.»
-Fernanda Sánchez Moreno