Se acerca el 10 de mayo, día en que las y los mexicanos llenos de gozo y júbilo
celebramos a nuestras madres, aquellas mujeres que día con día hacen la elección
de brindarnos nada más y nada menos que su amor, comprensión, atención,
cuidados y cariños. Es entonces, que en honor a los seres que nos dieron la vida,
estén a nuestro lado de manera física o no, escribo el presente artículo buscando
responder dudas y entender la importancia que tiene el papel de las mamás desde
los tiempos de Roma.
María Salazar Revuelta, egresada de la Universidad de Jaén en España hace un
amplio análisis del tema y nos explica que en la Antigua Roma existían diversos
términos para referirse a la madre, entre ellos, “materfamilias” y “matrona”, sin
embargo, dicha terminología varía dependiendo de la etapa en la que la sociedad
romana se encontraba y en la manera en que ésta iba evolucionando.
En principio, la “materfamilias” se entendía como aquella mujer unida en matrimonio
a un paterfamilias (sujeto sui iuris, esto es totalmente independiente), que quedaba
subyugada a su potestad y propiedad aun sin haber hijos de por medio. En este
sentido, se entiende que dicho término existía un prefijo matrimonial y no así de la
maternidad. Ulpiano definía a la “materfamilias” como una mujer independiente con
la capacidad de ser titular de bienes y otorgar testamento.
Salazar Revuelta refiere que cuando comienza el declive del periodo de la República
en Roma, se puede vislumbrar una “emancipación” de la mujer derivada de distintas
causales, entre muchas otras, encontramos el cambio en las atribuciones a la madre
de determinadas potestades que originalmente correspondían al paterfamilias, por
ejemplo, tener la custodia sobre los hijos por mala conducta del padre.
A lo largo del estudio de dicha figura, se ha prestado la confusión entre dos términos
similares con connotaciones bastante distantes; la “materfamilias”, como ya lo
ubicamos, era un término derivado del matrimonio que definía a cualquier ciudadana
romana casada, en cambio, la “matrona” era un término que se usaba para las
aristócratas con marido. La diferencia era importante debido a que las matronas
tenían control de su natalidad, tenían la oportunidad de contar con nodrizas y su
papel en la educación de los hijos era vital, estaban plenamente conscientes de que
se trataba de formar futuros ciudadanos romanos virtuosos.
Así, podemos encontrar a las “matronas” como una figura materna que considero
se acerca más a la realidad sin tomar en cuenta la clase social a la que pertenecen.
En este periodo, para que las “matronas” ejercieren un papel de madres
educadoras, era indispensable que la mujer contara con acceso a la cultura y
participara en la vida pública, lo cual me parece novedoso y moderno para la época
de la que estamos hablando. Desde un lado lamentablemente estigmatizado y en
retroceso comparado con el punto anterior, encontramos que como requisito, las
“matronas” debían instruirse en artes literarias, música, danza y en el arte del
“comportamiento correcto” que implicaba expresarse con buen gusto; además, eran
virtudes de la matrona ser una mujer noble, rica, casta y erudita. La matrona era la
encargada de dirigir el hogar, salía de casa –acompañada—y participaba –
sentada—en la comida de los varones. Su honorabilidad se encontraba ligado a la
pudicitia (valor supremo para la mujer), lo cual se proyectaba al exterior en la
“decencia” en el vestir.
Con fines comparativos y buscando que quede totalmente clara la distinción entre
matrona y materfamilias, me permito citar una última definición del jurista Ulpiano
que fue el término con el que se concebió finalmente a la madre en Roma:
“Debemos de entender por “madre de familia‟ la que vive honradamente,
pues se distingue y distancia de otras mujeres por sus costumbres; así lo
mismo da que sea casada o no, nacida libre o liberta, pues ni el
matrimonio ni el nacimiento hacen a una mujer madre de familia, sino las
buenas costumbres”. Por tanto, lo que convierte a una mujer en “mater
familias” es su honorabilidad.
¿Nos damos cuenta de la carga tan grande que ha habido a lo largo de la historia
al papel de madre en contraposición con el papel de los hombres como padres?
Destaco lo anterior ya que, desde Roma podemos darnos cuenta de que a las
mujeres se le fijan determinadas cuotas, requisitos y exigencias para desempeñar
su labor como madres, situación que no pasa con el género masculino y el ejercicio
de su paternidad, podemos observar, contrario sensu, que las paternidades no se
juzgan con la misma precisión y exigencia ni se miden con la misma vara que el
ejercicio de las maternidades y es una reflexión que considero importante hacer en
una fecha tan importante como lo es el 10 de mayo en México, un país que aún es
considerado altamente machista.
En este orden de ideas, es vital cuestionarnos, reflexionar y ser más amables al
momento de opinar u omitir juicios respecto a la labor maternal, finalmente, nadie
les ha enseñado a ser mamás y a ejercer este papel, son mujeres haciendo lo mejor
que pueden con las herramientas que tienen para formar humanos de bien,
virtuosos e integrales.
Como conclusión, preciso que tanto en Roma como en la actualidad y a nivel global,
el papel que las madres toman en nuestras vidas es invaluable e imprescindible,
ellas forman individuos desde cero y debe de reconocérseles y aplaudírseles esta
gran labor, es necesario que, nosotros como hijos, ciudadanos y como parte de la
sociedad, les contribuyamos con el mismo respeto, la misma pasión, amor y entrega
que ellas lo hacen día con día.
¡Felicidades, mamá!
Referencias:
- Ledesma U., Irigoyen T., Vallejo R. (2018). Enciclopedia Jurídica: Derecho
Romano I. Porrúa. - Salazar R. El Significado de Madre en Roma: Diferentes acepciones de
un concepto jurídico amplio. Archivo recuperado de:
https://repositorio.ual.es/bitstream/handle/10835/2626/IVRA_Capsulas%20d
ocentes%20Maria%20Salazar.pdf?sequence=6&isAllowed=y#:~:text=La%2
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